Capítulo 2: Bajo las alas de Tyler
El abrazo entre Tyler y Lilith se prolongaba en el silencio de la noche. No había palabras que pudieran consolarla; solo el calor de sus brazos la mantenía a salvo. De repente, un zumbido en su oído rompió esa burbuja de calma.
-Tyler, asistencia requerida. Delincuentes armados cerca de tu posición. -La voz metálica de Amanda, la IA que siempre lo acompañaba, sonaba urgente-. Debes acudir de inmediato.
Tyler frunció el ceño y levantó la mano hacia su oreja. Sabía que no podía ignorar esa Ilamada, pero al mirar a Lilith, su corazón se contrajo. Ella lo necesitaba más que nunca.
-Amanda, no puedo ahora. Estoy ocupado respondió en voz baja, su mirada fija en los ojos enrojecidos de Lilith ¿No puede ir otro?
-Negativo. Todos los agentes están en operaciones. La voz se apagó tan rápido como llegó, dejándolo con la decisión inevitable frente a él.
Tyler suspiró. Sabía lo que debía hacer, pero eso no aliviaba el peso de la responsabilidad en su pecho. Se separó suavemente de Lilith, quien lo miró confundida, aún secándose las lágrimas.
-Lo siento, Lilith-dijo, mientras empezaba a desabrocharse el abrigo-. Tengo que irme.
Bajo su abrigo, Tyler llevaba su traje negro, ajustado al cuerpo, con líneas que resplandecían bajo la luz tenue. Al tocarse el pecho, un par de alas robóticas se desplegaron de su espalda, brillando con destellos metálicos. Lilith retrocedió, asustada.
-¡No! -gritó Lilith con desesperación, aferrándose a su manga-. No me dejes sola. ¡Llévame contigo!
La petición lo sorprendió. Tyler sabía que llevarla era un riesgo enorme; ella no debía estar expuesta a ese peligro. Pero la desesperación en sus ojos era imposible de ignorar. No podía dejarla atrás.
-Está bien, pero prométeme que te mantendrás cerca de mí todo el tiempo -cedió él finalmente.
Lilith asintió con fuerza, subiéndose rápidamente a su espalda mientras las alas se batían en el aire, elevándolos hacia el cielo nocturno. El viento frío les azotaba el rostro, pero Tyler volaba con seguridad, mientras Lilith lo miraba, su miedo reduciéndose ante la certeza de sus movimientos.
-Ty… estamos demasiado alto… -murmuró Lilith, su voz temblorosa.
-No te preocupes, yo te tengo -respondió él, sin dejar de volar-. Cúbrete bien la cara. No quiero que nadie te reconozca.
Ella obedeció, ajustando su capucha y el barbijo que solía usar. Aunque la incomodaba, sabía que era necesario. Al aterrizar en un oscuro callejón, el sonido de un disparo rompió la tranquilidad. Sin dudarlo, Tyler desplegó sus alas robóticas, protegiendo a ambos de la bala que se dirigía hacia ellos.
-Es una trampa… -susurró Tyler, escaneando el área. En un parpadeo, se lanzó hacia el atacante, derrotándolo con facilidad. Pero algo en la escena lo inquietaba.
-¡Es solo una distracción! -dijo justo antes de sentir un golpe fuerte en la nuca. Cayó al suelo, aturdido. El nuevo atacante se acercaba rápidamente a Lilith, quien observaba paralizada por el miedo.
-¡NO! -gritó Tyler, agitando sus alas robóticas para golpear al hombre, pero no fue suficiente. El atacante lo levantó por el cuello, y estaba a punto de asestar un golpe mortal cuando el miedo de Lilith se transformó en algo más.
-¡Suéltalo! -gritó, y algo cambió en su interior. Sus ojos comenzaron a brillar con una luz intensa, y con una fuerza inesperada, corrió hacia el atacante, propinándole un golpe devastador que lo lanzó contra una pared. El hombre cayó, completamente derribado.
Lilith, sin embargo, no pudo mantener el control de aquella fuerza misteriosa. Sus ojos volvieron a la normalidad, y se desplomó en el suelo, inconsciente.
-¡Lilith! -Tyler se arrastró hacia ella, aún tambaleante por el golpe. Al verla respirar con normalidad, un suspiro de alivio escapó de sus labios. La tomó en brazos, como si fuera aquella niña que solía cuidar tantos años atrás.
Cuando Lilith abrió los ojos lentamente, lo primero que vio fue el rostro de Tyler, iluminado por la luz de una farola cercana.
-¿Lista para ir a casa? -preguntó él con una sonrisa cansada-. El taxi aéreo está listo para el despegue.
Lilith asintió débilmente, subiendo a su espalda de nuevo. Esta vez, mientras volaban, no sintió el mismo miedo de antes. Se aferró a Tyler, confiando en él por completo. Pero cuando las luces de su casa empezaron a aparecer a lo lejos, el miedo volvió a golpearla.
-No puedo volver ahí… -murmuró con voz temblorosa-. No puedo regresar a ese lugar. No después de todo lo que pasó con Manao.
Tyler la miró de reojo, su corazón apretándose por la tristeza en su voz. No lo dudó ni un segundo.
-Entonces ven conmigo-dijo, con la seguridad que siempre tenía cuando tomaba una decisión-. Tengo una habitación libre. Bajamos por tus cosas, y te instalas en mi apartamento. Estarás a salvo.
Lilith lo miró, sorprendida, pero no dudó. Tyler era el único lugar donde se sentía segura ahora. Ambos descendieron frente a la casa de Manao, y en un rápido silencio, recogieron todas las pertenencias de Lilith. Tyler la acompañaba en cada paso, asegurándose de que no tuviera que enfrentar sola los recuerdos de ese lugar.
-Mañana compraremos una cama para ti dijo Tyler mientras cargaba las maletas-. Esta noche dormirás en mi cama, y yo me quedaré en el sofá.
Lilith lo observó con gratitud, y al subir al Uber, una sensación de calma se apoderó de ella.
-Gracias-susurró, apretando suavemente su mano. Tyler solo sonrió, transmitiéndole toda la tranquilidad que podía ofrecer.
El viaje fue silencioso, pero no incómodo. Lilith se sentía más segura que en cualquier otro momento de las últimas horas. Tyler la hacía sentir así. Cuando finalmente llegaron al apartamento, Tyler descargó las maletas y ambos subieron por las escaleras, listos para una nueva etapa.
Lilith sabía que su vida había cambiado para siempre, pero con Tyler a su lado, sentía que podía enfrentarse a lo que fuera.