Capítulo 3: Un Nuevo Comienzo
Una vez en el departamento, Tyler llevó a Lilith a su habitación con sus pertenencias. El lugar estaba repleto de recuerdos de su infancia, imágenes que capturaban momentos felices de cuando eran niños. Había fotos de ellos en picnics, paseos por el parque, cumpleaños y, sobre todo, una fotografía destacaba por encima de todas: la del baile de graduación de la secundaria. Estaba enmarcada y colocada cuidadosamente en un estante, a diferencia de las otras que aún estaban esparcidas por el cuarto, como si Tyler hubiera estado organizándolas justo antes de que Lilith llegara.
Lilith recorrió la habitación con la mirada, notando el desorden y, al mismo tiempo, la importancia de los recuerdos que compartían. Era un lugar lleno de nostalgia, pero también de algo más profundo: la conexión que siempre había existido entre ellos, incluso después de tanto tiempo.
—Sabes que no es solo mi casa, ¿verdad? —dijo Tyler de repente, sacando a Lilith de sus pensamientos—. Este es un alojamiento que me da el equipo, y lo comparto con otras dos personas… dos chicas.
Lilith alzó una ceja, sorprendida. Antes de que pudiera procesar esa información, Tyler desapareció brevemente y volvió con una caja en la mano.
—¡Mira lo que encontré! —exclamó con una sonrisa, sacando juegos que habían jugado de niños.
Lilith no pudo evitar sonreír ante el gesto. Era como si, por un momento, volvieran a ser esos niños despreocupados que compartían tardes interminables jugando. El tiempo se desvaneció mientras desempolvaban recuerdos y se reían de viejas anécdotas. El ambiente se llenaba de una calidez familiar, como si todo lo que había sucedido con Manao y Lucía no existiera, al menos por ese rato.
Entre risas, Lilith intentó alcanzar su vaso en la mesa, pero perdió el equilibrio y cayó directamente sobre Tyler. Ambos se quedaron en silencio por unos segundos, sonrojados. Tyler la sostuvo por los hombros mientras sus miradas se cruzaban, creando un momento de tensión que fue, afortunadamente, interrumpido por una risa nerviosa de Lilith.
—Lo siento… —dijo ella, apartándose rápidamente.
—No te preocupes —respondió Tyler, frotándose la nuca, igualmente sonrojado.
Para romper la incomodidad, decidieron continuar jugando, pero eventualmente cambiaron a un juego de preguntas, como solían hacer cuando querían conocerse mejor. Las horas pasaron volando, y antes de que se dieran cuenta, ya eran las dos de la mañana. Tyler se levantó para preparar algo de comida, pues ninguno de los dos había cenado.
En ese momento, la puerta del departamento se abrió y entraron dos chicas visiblemente heridas. Lilith las observó con curiosidad, mientras Tyler, al verlas, se apresuró hacia ellas con preocupación evidente.
—¡Amelia, Camila! —exclamó, apresurándose a sacar el botiquín de primeros auxilios—. ¿Qué pasó?
Las dos chicas parecían agotadas. Amelia, con su expresión de siempre altiva y distante, apenas respondió con un gruñido, cruzando los brazos de manera protectora mientras Tyler empezaba a tratar sus heridas.
—Tsk, no es nada… —murmuró Amelia, intentando quitarle importancia al asunto, aunque sus mejillas se ruborizaron cuando Tyler se acercó más de la cuenta. Su tono era áspero, pero la preocupación de Tyler parecía desconcertarla.
—¿Nada? Estás cubierta de cortes y moretones —replicó él, ignorando su actitud mientras le aplicaba con suavidad el desinfectante.
—Puedo cuidar de mí misma, no necesitas hacer esto… ¡E-idiota! —se quejó Amelia, intentando ocultar su vergüenza, aunque no hizo más resistencia.
Camila, por otro lado, era mucho más tímida. Apenas levantaba la vista mientras Tyler también trataba sus heridas. Parecía incómoda, pero no por el dolor físico, sino por la cercanía.
—G-gracias, Tyler… pero… estoy bien… —susurró Camila, evitando el contacto visual. Su voz era suave, casi inaudible.
—No te preocupes, Camila. Quiero asegurarme de que ambas estén bien —respondió él con una sonrisa tranquila, tratando de calmarla.
Lilith, observando toda la interacción, se sintió un poco fuera de lugar. No conocía a esas chicas, pero Tyler parecía preocuparse mucho por ellas. Antes de que pudiera preguntarse más, Tyler, ya más relajado, hizo las presentaciones.
—Lilith, estas son Amelia y Camila. Ellas son mis compañeras de equipo, compartimos este lugar. —Se giró hacia las chicas—. Y esta es Lilith, mi amiga de la infancia.
Amelia y Camila intercambiaron miradas rápidas. La noticia pareció sorprenderlas, aunque no lo mostraron abiertamente. Sin embargo, una leve incomodidad quedó flotando en el aire.
—¿Amiga de la infancia? —repitió Amelia, con un toque de desconfianza en su voz—. Hmpf, ya veo.
Camila solo asintió tímidamente, lanzando pequeñas miradas de reojo hacia Lilith y Tyler. Había un leve sonrojo en sus mejillas, como si quisiera decir algo, pero se lo guardaba.
Tyler sirvió la comida para todos, y mientras se sentaba al lado de Lilith, notó cómo las miradas de Amelia y Camila se intensificaban. A pesar de no decir nada, estaba claro que ambas estaban un poco celosas de la cercanía que Tyler tenía con Lilith. La tensión era palpable.
—Por cierto, chicas —añadió Tyler, rompiendo el silencio—. Lilith se quedará con nosotros por un tiempo. Ya saben, con todo lo que ha pasado, es mejor que no esté sola.
El comentario no ayudó mucho. Amelia frunció el ceño, mientras Camila bajaba la vista, claramente incómoda.
—¿Así que… tu amiga de la infancia? —dijo Amelia con sarcasmo, cruzando los brazos de nuevo—. Hmph, esto no se siente para nada extraño…
Tyler, notando la incomodidad, intentó aclarar las cosas.
—No es lo que piensan. Lilith solo necesita un lugar seguro. Siempre hemos sido cercanos, pero no de esa manera.
Amelia soltó un bufido, claramente insatisfecha con la respuesta, mientras Camila, aunque más reservada, también parecía dudar. Lilith, por su parte, permanecía en silencio, sin saber muy bien cómo manejar la situación. La cena transcurrió entre comentarios breves y miradas incómodas.
Cuando terminaron, Amelia y Camila se retiraron a sus habitaciones, todavía lanzando miradas de soslayo a Lilith. Tyler se quedó limpiando en la cocina, mientras Lilith se instalaba en su habitación improvisada.
El silencio nocturno envolvió el lugar, pero Lilith no podía dormir. Los eventos recientes aún daban vueltas en su cabeza, y la soledad en esa habitación desconocida solo acentuaba su malestar. Se levantó en silencio y caminó hacia la sala, donde vio a Tyler acostado en el sofá, mirando al techo, igual de despierto que ella.
—Tyler… —susurró ella, acercándose a él.
Él se sentó al verla, preocupado.
—¿No puedes dormir? —preguntó, sabiendo la respuesta.
Lilith negó con la cabeza y, en un gesto de vulnerabilidad, pidió:
—¿Podrías… quedarte conmigo? Solo… abrázame, como cuando éramos niños.
Tyler la miró por un momento, sorprendido, pero luego asintió con suavidad. Se levantó y la siguió de regreso a su habitación. Una vez allí, se acostó a su lado y la abrazó con ternura. Lilith se acurrucó contra su pecho, sintiendo por primera vez en días una sensación de seguridad y paz. Juntos, abrazados como cuando eran niños, finalmente lograron dormir.
